29 de octubre de 2011

La puerta de la habitación estaba cerrada con llave. Arthur desde la parte exterior vociferó : Señora Sophie ¿ Se encuentra usted bien ? Ni la Señora Sophie ni nadie respondió palabra alguna. Arthur, que así se llamaba el mayordomo se lanzó por las escaleras en busca de ayuda...

Una mañana en el juzgado

24 de octubre de 2011


Son las 23:04 y debería estar estudiando el tema " Coneixements bàsics d'electricitat " pero lo cierto es que no he pasado del título. Y mi mente ha comenzado a divagar y este es el resultado:

Hace unos días tuve que ir a un juzgado ( prefiero mantener en el anonimato de que juzgado se trata ) para realizar gestiones varias. Entre las gestiones a realizar estaba la de  recoger diversa documentación de Begoña ( Begoña es mi jefa pero de título, no es quien paga ). Para situarnos por si alguien se ha perdido, Begoña es abogada.

Mientras esperaba en una salita que no se si llamarla " de espera " o "de estar" , yo, con ese afán mío  observador que siempre me ha caracterizado me sumergí  a  " prospeccionar la sala ". La primera cosa que sedujo mi atención fue un cartel a vivo color que decía "  TOGAS A PRECIOS ESPECIALES PARA COLEGIADOS ". Yo no podía salir del asombro. " Precios especiales para colegiados " , pero a ver, es que alguien se compraría una toga para algo que no fuera : ¿ ejercer como abogado y cuando la circunstancias lo requiera ? ¿ O hay alguna persona en este mundo capaz de comprarse una toga para por ejemplo ponérsela para estar por casa ? . No es que tenga mucho fundamento pero quien sabe, lo mismo sí. Pensandolo bien muy cómoda no debe ser. ¿ Alguien se imagina ponerse a cocinar con la toga puesta ? Porque las mangas son anchas, lo veo poco práctico, veo la manga dentro de la sartén. Y se imagina alguien salir corriendo porque llaman por teléfono y con la toga puesta ? Para colmo de los colmos que no recuerdes donde has dejado el maldito terminal inalámbrico ( al final creo que lo mejor es ponerle  una cuerda y atarlo a los pies de la cama ) , la gata en medio como el jueves, los juguetes del niño también y tú con la toga puesta que además de los ademases como es " talla única " te sobra tela por todas partes. Resbalas con el aceite que se virtió en el suelo de la cocina y aterrizas en la cama de la gata. Uy que pena ! La toga ha quedado llena de pelos de gato. Tanta toga " pa na ".

Y sin salir de aquella " sala de estar " y continuando con las togas ( las cogí cariño y todo) algo que también captó mi atención fue un perchero lleno de togas. Me entretuve en contarlas, había más de cuarenta. Otros cuentas ovejas, pues yo cuento togas, a cada uno por lo que le da. Se deslizaba por el perchero un cartel escrito en catalán que decía lo siguiente : " Colgad las togas en el perchero ". ¿ Normal no ? Donde quieren que las cuelguen. Claro que lo mismo alguno se despista y se va con la toga puesta. Y el título de la película en lugar de " Murieron con las botas puestas " Murieron con la toga puesta. Por imaginar que no quede. Mira que puede dar que hablar una simple pieza de ropa, no ? O no tan simple.

Finalmente salí de la sala de las togas y fui en busca de un café. Mi estancia allí pintaba para rato y yo necesitaba ese café. Cuando me disponía a introducir las monedas en la máquina, mi vista topó con un cartel que decía lo siguiente " las cucharillas de café las tiene el guarda de seguridad ". Pero como es posible, ¿ que pasa que la gente se lleva las cucharillas de café para su casa ? Sabía que la crisis estaba siendo dura como el duro invierno pero para llegar a esos extremos no. Total que preferí dejar el café para otro día. Eso de tener que ir al guarda de seguridad a pedirle una cucharilla estaba fuera del alcance de mi entendimiento. Volví a la sala, me senté y continué la espera...