Sábado 22 de enero de 2010
Esta mañana el sonido de un despertador que no era el mío me ha hecho " saltar de la cama ". He puesto un pie en el suelo, después el otro y ahhhhh ! cuando me he querido levantar he pisado al gato, he resbalado y he besado a una figurita de porcelana antigua que había en la mesilla que... pensando lo bien... de dónde habrá salido ? , no la había visto en mi vida.
Me pongo nerviosa porque no encuentro la ropa. Juraría que la dejé preparada. Miro debajo de la cama no sea que cuando he tropezado se me haya caido. Resultado fallido. Aquí no hay nada.
Me pondré otra cosa que voy a hacer, si no aparece ya aparecerá, será cuestión de tiempo y una caña y ahora no tengo ni tiempo ni caña. Más bien caña tampoco es que haya tenido nunca.
Por fin, estoy en la calle. Me introduzco en el coche, sintonizo una música suave y salgo disparadísima hacia la Facultad de Química. Allí me aguarda mi último examen universitario.
Estoy llegando a mi destino pero una sensación extraña invade mi cuerpo. Me tiemblan las piernas y un sudor frío se desliza por mi mejilla. El tiempo es imparable, ojála tuviéramos el dominio de poderlo frenar a nuestro antojo.
Estoy en la puerta de la Universidad pero... si aquí no hay nadie. Vale, ya sé, hoy es sábado y han cerrado la entrada principal. Voy a la parte trasera a ver si hay más suerte. Un cartel de cerrado se balancea golpeándome los ojos. ¿ Me habré equivocado de día ? Voy a llamar a Noemí, ella debe saber algo. Quizá alguien avisó y yo no he estado al caso. Quizá alguien dijo algo cuando yo estaba en la luna de Valencia.
Suena el despertador, enciendo la luz de la mesita de noche. Son las 8:45. Mierda ! Llego tarde al examen, me he dormido. Con razón antes no había ninguna`puerta abierta. La Facultad estaba en mi sueño y yo en el más allá. Donde descansan los muertos y se relajan los vivos.
Estoy llegando a mi destino pero una sensación extraña invade mi cuerpo. Me tiemblan las piernas y un sudor frío se desliza por mi mejilla. El tiempo es imparable, ojála tuviéramos el dominio de poderlo frenar a nuestro antojo.
Estoy en la puerta de la Universidad pero... si aquí no hay nadie. Vale, ya sé, hoy es sábado y han cerrado la entrada principal. Voy a la parte trasera a ver si hay más suerte. Un cartel de cerrado se balancea golpeándome los ojos. ¿ Me habré equivocado de día ? Voy a llamar a Noemí, ella debe saber algo. Quizá alguien avisó y yo no he estado al caso. Quizá alguien dijo algo cuando yo estaba en la luna de Valencia.
Suena el despertador, enciendo la luz de la mesita de noche. Son las 8:45. Mierda ! Llego tarde al examen, me he dormido. Con razón antes no había ninguna`puerta abierta. La Facultad estaba en mi sueño y yo en el más allá. Donde descansan los muertos y se relajan los vivos.