Hay una carta enviada por Pedro Salinas y fechada en Elche el 16 de noviembre de 1935 a su amada norteamericana. En ella, el escritor del amor habla de cómo lugares que antes habían transitado en muchas ocasiones, sólo cogen relevancia cuando vuelve a pasar por ellos con la persona amada. Una carta sencilla, como todas las de él, pero que adquiere un sentido especial y nos hace meditar sobre lo que en ella se relata.
El Altet 16 de noviembre de 1935
Te escribo de cara al balcón con el mar a 40 metros de mí: como estoy en mi piso alto veo una gran extensión azulada, por encima del primer término del puerto, tan tranquilo, tan sereno. Como si fuese un puerto de juego, sin pena ni afán, sin más provecho que el mero recreo. La salida de Madrid fue mala: terriblemente <>. El taxi me llevó a la estación por un camino muy nuestro, el mismo que seguíamos al volver de Delicias, por la noche. ¿Para qué repetir lo de siempre? ¿Qué me parecía imposible estar solo?. En el wagón-cama, lo mismo. Es curioso el fenómeno. He tomado muchas veces el wagón-cama, he pasado cien veces en taxi, por el camino de la estación; y sin embargo parece que una sola vez lo hice: cuando tú venías conmigo. Y es verdad. Los hechos en sí no son nada: se ejecutan de un modo mecánico, así se toma el tren, o el taxi: son materia bruta de la vida. Pero de pronto les da una luz, les alumbra un significado, y cobran un valor único, sin par; se convierten en milagros.
Y es cierto, puedes pasar mil veces por un mismo recorrido, pero adquiere un sentido especial cuando ese mismo trayecto lo haces con la persona amada. Desde ese momento ya nada será igual, ese camino siempre lo recordarás de una forma muy especial, tendrá un significado en nuestras vidas.
José Félix Abad
2 comentarios:
Las cartas de Salinas son ejercicio de amor, de literatura y de muchas otras cosas.
¿Qué tal ese ánimo?
Mucho mejor.
gracias, Jesús,
Publicar un comentario