Apreciados todos, seguidores de mi blog:
Esta vez me he permitido hacer un copia/pega de una entrada de un compañero-amigo bloggero cuyo blog es :
http://guadalablogs.blogspot.com/.
Me ha encantado porque me he visto reflejada años atrás, cuando yo padecí también el estres de la ciudad.
Tened en cuenta que, esta entrada es antigua, por lo que aparecen datos igualmente antiguos como: habla del MP3 y de que una madre daba azotes a su hijo. Cuidado con esto ÚLTIMO, que hoy por hoy está PROHIBIDO.
Tomad una tila antes de leerlo !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Siempre corriendo para llegar antes. Mejor reposar, pensar, y no llegar tarde. Un vaivén de ciudadanos, válidos, hermosos, a veces cabreados, algunos enamorados, otros desalmados, muchos deshumanizados, que fijan las miradas en el de enfrente, en el de al lado, que hablan del otro, pero al fin y al cabo, desinteresados, y a la vez interesados en su propio destino. Da igual donde viaje, si es en transporte público, cercanías o continental, o incluso en su propio coche en un atasco. Usted siente ahora mismo que esas miradas que describo son las mismas que regala cada vez que gira la cabeza y mira, observa al vecino, sea de asiento, de carril o de andén. Muchas otras veces mira de reojo, e intenta hacer creer al resto que ignora lo que le ocurre al de al lado, incluso aun conociéndolo de vista, incluso aún sabiendo que sufre, incluso evadiendo de su propio pensamiento el "¿y si fuera yo ese ciudadano?"
Usted sigue leyendo su libro, escuchando la discusión de al lado sin prestar demasiada atención, o ensimismado con su música preferida que le regalan una pila alcalina y el reproductor de mp3 que lleva agarrado o colgado, y del que salen dos pequeños botones que están adheridos a sus orejas y que despiden ruido distorsionando el mundo real. En el atasco, su carril avanza, y los gritos mudos de la pareja del coche de al lado, desaparecen de su vista. Una mujer de color se prepara para bajar en la estación de la ciudad cervantina, regañando a sus 3 hijos porque, pequeños y ajenos al mundo, se dedicaron durante todo el trayecto a subirse por los asientos y a molestar a los pasajeros del cercanías destino Santa María de la Alameda, ese pueblo final de línea que nadie conoce, pero culpable de que siempre alguien le pregunte en Guadalajara que si el tren pasa por Atocha. Cargada con el cuarto hijo en sus brazos, azota el culo del mayor a la bajada del tren. Todos miran, pero nadie se inmuta. Solo al fondo del vagón, una joven, que lee un libro, levanta la vista y se sonríe. Un pasajero mareado vomita en la continental y nadie le ayuda ni avisa al conductor. El joven que juega con la consola portátil y con los cascos enchufados a ella a todo volumen, está a su lado, aunque entre medias está el vacío pasillo impregnado de tropezones; lo ve de reojo, pero directamente pasa, de la vida del de al lado que es parte de la suya en ese momento, por no perder la vida en el juego, pues está a punto de pasar de nivel, de humano a inhumano. Usted se acaba de dar cuenta de que el atasco era producto de un accidente en la mediana de la autovía, en la famosa curva que evita estrellar los vehículos en medio de Alcalá, y dejan por el contrario rodearla por el norte. El tráfico lento y curioso, mira torciendo el cuello la escena, y después de pasar por allí, acelera a fondo, excediendo los límites de velocidad porque otra vez llegan tarde.
Es un día cualquiera, es el stress que se vive en el corredor del Henares, de Guadalajara a Madrid, o solo hasta Alcalá, Torrejón, San Fernando o Coslada. Desde Madrid a trabajar a Meco, Azuqueca o Alovera. De Alcalá a Guadalajara. De Guadalajara a la Universidad, la de Alcalá o las de Madrid. De Alcalá a Madrid. De Madrid a Alcalá. Atasco. De Torrejón hasta pasar Alcalá, una eternidad... Retrasados para entrar a Atocha rodeados de raíles. Atasco. Disfrutar despacio de la Avenida América y descargar más viajeros, y esperar, a que algún coche deje salir a la continental otra vez a la autovía. Atasco. Y llegar a Madrid y correr más, pues está usted en la 3ª ciudad donde más rápido camina la gente del mundo, y que además en los últimos años se dedica a esconder sus histerias y miserias en los túneles de Metro y M30. Y volver a casa a descansar y volverse a atascar.
Aunque mire al vecino, oiga sus problemas y sienta que no son los suyos o piense que a usted nunca le van a pasar esas cosas, amigo, usted también está estresado, aunque a lo mejor, todavía no lo sabía. Cuando esta noche llegue a su destino, repose y piense. Y sobre todo, que el estrés no le deshumanice, porque si no, siempre llegará tarde a descubrir la vida. No es una amenaza, tómelo como un consejo de un amigo alcarreño que como usted, viaja cada día a su lado.
Perdonad apreciados lectores de mi blog. La causa de mi larga ausencia no era " Cerrado por vacaciones ". Estaba estudiando inglés. Y tengo que admitir que a pesar de mis esfuerzos sigue sin gustarme. Yo soy de la generación de los de francés. Aquella para mí, maravillosa época cuando aún no habían llegado los profesores de inglés. Y para cuando llegaron, para mi ya fue tarde, estaba más que familiarizada con el francés. Pero los años van transcurriendo y por diversas circunstancias, la de la vida propia, al final, resulta que no te queda otra que finalmente ponerte a estudiar. De tal manera que en una ocasión cuando aún vivía en Madrid, me aceptaron en un puesto de trabajo pero con el condicionante de que me apuntara a clases de Inglés. Por una parte me sentí orgullosa de ser elegida para el puesto pero por otra completamente desmotivada. Más aún fue mi decepción cuando aquella profesora, ahora no recuerdo su nombre, intentó amenizarnos las clases con películas de Disney y para más INRI en versión subtitulada. Recuerdo sus palabras: - chicos, hoy veremos El Rey León en inglés-. Más que " happy " estoy yo, pensé. Cuando salga de clase, necesitaré ir a tomar un wisky para desahogar mis penas. O una hamburguesa triple con cuatro quesos, mostaza y triple ración de pepinillos. Y de postre unas tortitas con nata y un café vienés. Pero todo quedó en agua de borrajas. El curso a medias, los atracones de comida basura y los wiskies también. Cambié de ciudad, cambié de amigos, cambié de idioma... Me fui a Barcelona. Y ahora algunos me dicen que soy rara porque me gusta el catalán y no el inglés. Dejemos a un lado la importancia que tiene cada uno en la medida que la tenga. Hoy por hoy, mi hijo también debe ser raro. Yo jamás, en su presencia he dicho una palabra despectiva del inglés. Pero él, no sé si lo lleva en los genes o le he transmitido mediante ondas sonoras mis gustos e inquietudes; dice: -mamá a mí no me gusta el Inglés-. Pues tenemos un problema porque en nuesta sociedad actual necesitas saber inglés casi prácticamente para todo.¿ Alguien se ha fijado en las camisetas que llevan las dependientas de una conocida firma de cosméticos ? En su parte trasera dice " staff " . Quizá mi hijo y yo debemos ser la excepción que confirma la regla. Que le vamos a hacer.
Y continuando el camino...un caballo y su cría sorprendidos porque unos forasteros irrumpen en su tranquilo hogar.
Apreciados todos, seguidores de mi blog:
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Jueves, 21 de mayo de 2010. Me levanto temprano dispuesta a debatirme entre la vida y la muerte pensando en las largas colas a las que tendré que enfrentarme para " arreglar " los papeles del paro. La ventaja, por otra parte es que estos Sres del Inem se han modernizado bastante. Ya no es necesario, como antes, llevar las doce últimas nóminas, contratos de trabajo varios, etc, etc,etc. Ahora con el DNI es suficiente, un adelanto tecnológico importante, y un ahorro en tala de árboles de gran magnitud. Pero como suele suceder en otros campos, la informática es muy útil hasta que deja de serlo.Por poner un ejemplo, y sin salir de la oficina de empleo, ya no hay que " pelearse " con la Sra de al lado porque alega que nos hemos colado. No, por suerte ( o por desgracia, según se mire), se ha sustituido personal funcionario por máquinas parlantes. Es entonces cuando una voz melódica nos dice : " N 25, mesa 5; L23, mesa 2,y así continuamente. Llega un punto que no sabes si estás en la oficina del INEM o esperando en el aeropuerto justo a punto de embarcar. Sólo falta escuchar : " última llamada para el N25, por favor pase por la mesa 5 ". Pero, ¿ y si la máquina de repente y de forma descontrolada empezara a repetir números y letras sin ton ni son, e iniciara un proceso como de, autotransformación ? Y una voz del mas allá nos dijera : " en breve se autodestruirá " ¿ Qué tendría que hacer la gente ? Correr de forma despavorida sin rumbo definido ? Realmente no tengo la respuesta acertada. Sólo sé que con motivo de mi ensimismamiento , perdí mi turno. Y ahora una Sra recepcionista muy amable me dice que si he perdido el turno debo solicitar uno nuevo. Le contesto que no va a poder ser porque se me está haciendo tarde para recoger al niño del cole. ¿ Volveré mañana ? Me lo pienso, también tengo el plan B que es tramitar los papeles desde casa. Solo que no me fío, ¿ y si falla la impresora ? ¿ Y si tengo dudas y no hay nadie virtual para resolverlas ? Entre el mundo de las nuevas tecnologías y yo hay una distancia abismal. Ni poniéndome zancos lo atraparé . ¿ Alguien tiene el remedio ? 
Lunes, 26 de abril de 2010. Son las 7:42 de la mañana y el autobús sale hacia su destino, Barcelona. Va repleto de estudiantes universitarios, hombres de traje y señoras muy perfumadas. Y yo misma, que no llevo traje ni me he puesto perfume, pues suelen marearme los diversos aromas que allí se entremezclan. Cuando montas en el autobús no sabes bien donde acomodarte y sucede que comienzas a mirar las caras de todo el mundo y piensas " me sentaré al lado de esta chica que tiene cara de persona agradable ". Pero en realidad el problema que tengo es que me faltan manos y espacio. Sólo tengo dos, es evidente, el quitz de la cuestión es tener dos manos y cinco artículos. No soy ducha en matemáticas pero esta ecuación es de lo más simple.¿ Y pienso yo, realmente necesito tantas cosas para ir a trabajar ? El " tupper " con la comida, el ordenador portátil, el periódico, el bolso, una bolsa con libros. Eso, una bolsa con libros, en ella está el libro de David Monteagudo, el que me dejó Montse y aún no he sido capaz de empezar a leer.... continuará ... estoy estudiando
La luna me ha cegado.
